Este blog forma parte de la iniciativa "Ciudad Filosofía" recogida en la web (enlazada en el menú de arriba), pero está dedicado exclusivamente a resaltar las acciones enfocadas a la defensa de la educación de esta disciplina en la ESO y Bachillerato.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Día mundial de la filosofía. ¿Qué le diría Sócrates a Wert? Descúbrelo en "Wertiades"





El próximo jueves 28 de noviembre, celebrando el Día Mundial de la Filosofía (con una semana de retraso) el colectivo Ciudad Filosofía presenta la lectura dramatizada de Wertiades, de Juan Antonio Negrete

Wertiades es un diálogo entre Sócrates y Wert (el actual Ministro de Educación), escrito al modo de los diálogos platónicos, en el que Wert intentará defender los planteamientos pedagógicos de la LOMCE frente a la incisiva ironía socrática. Si te interesa saber qué diría Sócrates a Wert, acércate el jueves a partir de las 20:00 a la Ermita de San Antón en Villena. Tras la lectura se abrirá un coloquio sobre educación.

viernes, 11 de octubre de 2013

Hemeroteca (6): Diana Peinado Serrano, "Pienso, luego estorbo"



"Pienso, luego estorbo"
DIANA PEINADO SERRANO (alumna de Bachillerato)
Publicado en la sección de Opinión de "El País" el 9 de octubre de 2013 






Realmente no sé qué me inquieta más, que vayan a quitar la asignatura de Filosofía en la nueva ley o que la respuesta de algunos de mis compañeros de segundo de bachillerato sea “menos mal”.

¿Menos mal? Puede que sea la única asignatura que tenga que ir más allá de la memorización. Puede que sea la única asignatura que nos ayude a comprender los “por qué” que tanto nos martirizan. Puede que sea la única asignatura que nos ayude a pensar por nosotros mismos y reflexionar más allá de lo convencional, de lo que nuestros padres y profesores nos han enseñado. Aunque viéndolo así, tiene sentido que la quieran quitar de nuestras clases, ¿no crees?

Filosofía no puede ser de ninguna manera una asignatura más, de la cual no quiero volver a oír hablar cuando termine selectividad, no. Filosofía tiene que ser esa asignatura que me ayude a comprender qué es lo que realmente pienso y defiendo.
Si quitan esta asignatura y si realmente nosotros lo permitimos, estamos acabando con una de las pocas vías que tendrán en un futuro nuestros hijos para poder pensar por sí mismos.

Hemeroteca (5): José Sánchez Tortosa, "La derrota de la filosofía"



"La derrota de la filosofía"
JOSÉ SÁNCHEZ TORTOSA (profesor de Filosofía y autor de El profesor en la trinchera)
Publicado en "El Mundo" el 10 de octubre de 2013 




Los trámites parlamentarios para la reforma de la ley educativa están focalizándose en la figura del ministro Wert. Sin embargo, escasea el diagnóstico riguroso de lo que aquí se está jugando. Entretenerse con vaguedades y trivialidades parece ser el destino de esta decrepitud institucional e intelectual que se esconde bajo el solemne y respetable nombre de democracia, y que, en base a la ley de Murphy, aún puede empeorar bajo los que dicen encarnar como en un sacramento la verdadera democracia.

Lo que aquí se juega no depende sólo de un par de asignaturas, sino de la estructura objetiva del sistema de enseñanza, devastada por la ley del 90, que impuso una tendencia irreversible bajo la cual han sido sacrificadas varias generaciones y la salud técnica, económica, política e intelectual de España.

En el caso de la Filosofía, se da la paradoja de hay que defenderla de los que salen en su defensa. El tópico de que es un modo de estar en el mundo es una vaguedad que la asimila al senderismo, a cualquier tribu urbana o a la afición por un equipo deportivo. El carácter específico de la Filosofía consiste en que es una labor crítica cuyo campo de estudio abarca los demás saberes, actividades y relatos de los homínidos parlantes, que, como sujetos, son producto de un entramado de relaciones objetivadas en las instituciones: económicas, tecnológicas, simbólicas. Por ello, es indispensable, no para ser mejor persona, más demócrata o cualquier otro tópico bienintencionado y políticamente correcto que ninguna asignatura garantiza, sino para poder discriminar, definir y entender las diferencias y las relaciones entre esos saberes y actividades, para distinguir lo que tiene una base lógica o racional y lo que es un mito, por muy innovador que parezca. Por ello, se pregunta qué significa "estar en el mundo" y qué se quiere decir con "mundo": para defenderse de la ignorancia que siempre vence.

Además, parece que se puede hacer Filosofía sin necesidad de saber Filosofía, como si fuera posible hacer carpintería sin saber carpintería, por no sé qué misterioso atributo taumatúrgico que permite a cualquiera filosofar ("pensar") sin estudiar los rudimentos de esa disciplina que pone en pie Platón. La Filosofía se levanta en defensa propia contra los mitos heredados y contra los que generan las nuevas tecnologías y ciencias. Por eso, no irrumpe de la nada, ni de la meditación con uno mismo, ni de la inspiración divina, ni de la comunión con la naturaleza, ni de la superioridad del genio. Es un trabajo de destrucción dialéctica contra toda la distorsión de la realidad, que moldea la mentalidad de los sujetos según los códigos de esas mitologías. Es un trabajo solitario que no se puede hacer más que en discusión con otros, contra los demás y contra uno mismo, contra el peso de la pereza intelectual que dicta lemas apresurados, consignas simplistas, dogmas que no se discuten. La Filosofía es una peculiar aristocracia contra las masas al alcance de cualquiera. Por eso no está reservado de antemano a élites de sabios o profetas, de líderes o iluminados. Necesita rigor, precisión, paciencia. El trabajo que cualquiera puede realizar, pero que muy pocos realizan. Justo lo que la escuela pública postmoderna ha barrido de los centros de enseñanza, convertidos en guarderías para sujetos infantilizados hasta la ciudadanía.
 
La nueva ley no corrige la catástrofe porque no ataca los principios objetivos en los que se basa la destrucción de la enseñanza perpetrada por la LOGSE: infantilización por medio de la reducción del bachillerato a dos cursos, de la igualación de los niveles, de la promoción automática. Los mitos pedagógicos (el constructivismo, aprender a aprender) son el vacío adecuado para propagar la ignorancia y forman la retórica que envuelve el delirio en el cual los profesores son esclavos de los pedagogos y de los alumnos, y, de ese modo, los alumnos son esclavos de sí mismos y, salvo heroicidades, están condenados a la incompetencia y el analfabetismo camuflados por las inercias mecánicas de leer y escribir sin saber leer ni escribir. Y ni siquiera en español.
 
Convertir la Religión en evaluable, aunque optativa, y hacer de la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato una asignatura optativa, son torpezas que insisten en la destrucción del rigor y el estudio y dejan vía libre al adoctrinamiento por debilidad y falta de exigencia académica. Entre sacerdotes católicos, reverendos progresistas y obispos nacionalistas, el alumno queda asfixiado y con nulo margen para aquello que un sistema público de enseñanza ha de proporcionarle a él y, por extensión, a la sociedad de la que forma parte: conocimientos.

jueves, 20 de junio de 2013

I Certamen de Cortometrajes Ciudad Filosofía: crónica del evento


Bueno, por fin hemos parido. Tras concebir entre septiembre y octubre del pasado año nuestro Certamen de Cortometrajes, su primera edición ha dado sus frutos aproximadamente nueve meses después. Ya estuvimos avanzando algo al respecto en la anterior entrada de este blog; ahora, una vez transcurrido el evento, ya podemos realizar la crónica correspondiente. Nos reunimos a últimas horas de la tarde del 19 de junio en la Casa de Cultura de Villena, con una muy satisfactoria asistencia de público (unos dos tercios del aforo). Fueron proyectados todos los cortos seleccionados y, de entre ellos, desvelamos aquellos en que finalmente recayeron nuestros premios. Me resisto a calificarlos como "ganadores" porque, como aquella misma noche se comentó, ganadores los consideramos a todos simplemente por haberse prestado a seguirnos en esta nuestra propuesta, por su ánimo colaborador desinteresado, su ímpetu y la disposición a invertir su esfuerzo, su tiempo y su creatividad. Pero algunos, inevitablemente, tenían que ser los que llegaran al final del camino; y en este caso fueron los trabajos siguientes:

Tercer premio: Hay tantas realidades como puntos de vista.



 Segundo premio: Percepción. Perfección



Primer premio: Parallelism.



Todos los creadores fueron desfilando para recibir sus galardones de manos de Laura Torres, fotógrafa; Antonio Vicente Martínez, presidente del Cine Club Villena y Teresa Menor, compañera de Ciudad Filosofía. Junto al reconocimiento correspondiente, también recibieron un pequeño obsequio por cortesía del Cine Club Villena y de la Casa de Cultura de Villena consistente en un abono gratuito para su programación cinematográfica. Además, Antonio Vicente Martínez sorprendió no sólo a los participantes sino incluso a los mismos organizadores con el anuncio de que los cortometrajes con primer y segundo premio serán incluidos en la programación de la 32ª Semana de Cine de Villena, a celebrarse en agosto. Es decir, para el público en general, el que paga su entrada, como previo a la exhibición de los largometrajes de estreno de turno y junto a otros cortos profesionales alguno de ellos ganador de un Goya. Es decir, nuestros chavales en el mundo del cine "de verdad". Supongo y espero que a ellos les hará ilusión, pero también a nosotros, porque ello corrobora nuestro criterio a la hora de valorar la calidad de estos trabajos, suficiente para que se consideren perfectamente dignos de lo anterior.
    En resumen, una velada de la que todos disfrutamos; en la cual, contraviniendo la muy fiable Ley de Murphy, no se produjo ni uno sólo de los temidos y posibles contratiempos, y de cuyos aspectos a mejorar ya hemos tomado buena nota mental de cara a la próxima edición, en la cual comenzaremos a pensar nada más volver de las merecidas vacaciones. Si no pudiste estar presente, tienes oportunidad de ver los trabajos que se proyectaron esa noche, más todos los restantes presentados al Certamen, a través de nuestra web.

Y, aunque no sea cierto lo de que una imagen vale más que mil palabras, nadie duda de que siempre ayudan, así que aquí te ofrecemos una buena colección que documenta el acontecimiento:












sábado, 8 de junio de 2013

I Certamen de Cortometrajes Ciudad Filosofía: acto de exhibición de finalistas y entrega de premios





Que nuestros estudiantes se impliquen en las propuestas educativas con interés, esfuerzo y entusiasmo es algo que sólo requiere, quizás, de que esas propuestas sean las apropiadas. Parece que algunos de los profesores que formamos parte de Ciudad Filosofía lo hemos conseguido al plantearles el reto de hacer filosofía con imágenes. Inspirándonos en alguna experiencia previa de este mismo cariz llevada a cabo por algunos de nosotros, concebimos la idea de un certamen de cortometrajes en que el alumnado de Secundaria de la provincia de Alicante presentara su particular visión acerca de un determinado tema de reflexión, en este caso "La realidad". De hecho, fue éste el proyecto con que nació la iniciativa "Alerta Filosófica", aunque sus resultados no se hayan manifestado hasta hace bien poco. Y esos resultados se han concretado en la recepción de una buena cantidad de trabajos, muchos de ellos  de excelente calidad. Conscientes de que todos ellos habían sido realizados con igual entusiasmo e ilusión, el jurado (vamos, nosotros mismos) tuvo que aplicarse a la ingrata tarea de seleccionar a los finalistas en una maratoniana sesión de visionado presidida por diversas variedades de té y galletas danesas de mantequilla (hay que cuidar el cuerpo y no sólo la mente, oiga, que somos filósofos pero no tontos). Como resultado, la criba de los agraciados cuyos trabajos serán exhibidos al público el día 19 de junio, a las 20:30 horas, en el salón de actos de la Casa de Cultura de Villena (Alicante). Allí tendremos el placer de reunirnos todos los implicados, junto con cualquiera que desee asistir, para reconocer el mérito de los creadores. Y si algo te impide acudir, no te preocupes, porque en su momento podrás acceder a los cortos a través de nuestra página web (ciudadfilosofia.jimdo.com).

Y sólo resta aclarar que ésta no ha sido una ocasión única. El Certamen de Cortometrajes Ciudad Filosofía ha nacido con la pretensión de mantener su continuidad año tras año. Y con la promesa de que haremos todo lo posible para que lo que ha nacido como algo ciertamente modesto vaya creciendo cada vez más. Permanezcan atentos a sus pantallas.

Hemeroteca (4): Amelia Valcárcel: "Descartes: poner el mundo en pie"



"Descartes: poner el mundo en pie"
AMELIA VALCÁRCEL
Publicado en "El País" el 7 de junio de 2013 





Los proemios son declaraciones de intenciones y tenemos por cierto que siempre son buenas. El de la ley de Educación también. Cuenta que el aprendizaje “va dirigido a formar personas autónomas, críticas con pensamiento propio”. No añade “que no sepan quién es Platón, Descartes ni Kant”, pongamos por caso. Eso que no dice, sin embargo es lo que sucedería si el asunto no se arregla. Y bien, pudiera bien ocurrir que alguien se preguntara por qué hay que saberse esos nombres. La razón es elemental: sucede que son nuestros primeros maestros en eso de ser personas autónomas, etc, etc. Escribimos con sus palabras y pensamos con los esquemas de que nos proveyeron.

El pensamiento es la energía más sutil y necesaria de cuantas existen. Una cosa hay que decir además, es una energía cara. Para producir personas capaces de generarla necesitamos todo el completo sistema educativo, que cuesta mucho, y una sociedad que, con confianza, lo pague. En esos largos años en que nos educamos aprendemos una larga cantidad de cosas que tienen de suyo el ser inútiles. Las ciencias no son inmediatamente útiles, aunque puedan tener muy buenos resultados. Quienes las cultivan lo hacen porque les gusta. Aristóteles fue el primero que sepamos que se paró a pensar qué hacia diferente a las habilidades de los saberes. Había gente habilidosa que sabía hacer cosas, edificios, muebles... y otra que sabía quedarse con la idea. Los primeros solían ser buenos albañiles y los segundos eran algo más. Aquellos griegos, como que estaban edificando mucho y bien, tenían afición a ejemplificar con los arquitectos.


Volvamos a los que sabían ese “algo más”. Estaba claro que no era útil el “algo más”. La utilidad quedaba para hacer las cosas, pero pensarlas exigía un cierto talento y entrenamiento en dejar vagar el pensamiento en libertad. Sigo con Aristóteles porque lo tenía muy claro. Las teorías, las ciencias, son hijas del ocio, de la falta de presión, del haber superado el diario buscarse la vida. Así lo cuenta en la Metafísica. “Las teorías se desarrollaron allí donde primero pudieron los hombres tener ocio, vagar; por eso las matemáticas aparecieron en Egipto donde tenía ocio la gente sacerdotal”. El verbo que emplea para decir “vagar o no trabajar con las manos” es esjolaso, una palabra interesante porque de ella sacaron los romanos schola y nosotros “escuela”. Si no hay tiempo de libertad no hay matemáticas, ni teoría alguna.

Es cosa sabida que el mundo antiguo, que nos enseñó a vivir, porque seguimos siendo un remedo y herencia del Imperio Romano, no tenía universidades. Había Maestros afamados que abrieron escuelas donde se recibían las gentes de condición aristocrática y futuros gobernantes. La de Posidonio en Rodas llegó a ser la mejor. Pero no había enseñanzas regladas, exámenes ni títulos. Simplemente un alguien que fuera a tener un gran papel en el mundo debía, imperiosamente, haber pasado una parte de su vida practicando ese verbo que Aristóteles escribe, vagando, haciendo un acúmulo de teoría, lo que significa de conocimientos y por ende debates no inmediatamente útiles. Ya sabría esa persona sacarles utilidad cuando, madura, tuviera ocasión para ello.

Bien pensado, aquí seguimos esa estela: durante nuestra primera y media formación aprendemos una larga serie de cosas que probablemente usemos muy pocas veces. Nociones de casi todo, de las dichas matemáticas, de gramática, de geografía, de física, de historia, de cristalografía o de prehistoria... que no usaremos probablemente nunca. Pero nos gusta saber que se quedan ahí, porque son además como escalones que nos permitirán acceder después a otros saberes más complejos. Nos vamos entrenando, por así decir.


De entre esas cosas algunas son extrañas y la filosofía la más extraña. Porque es un saber del que muchas sociedades han prescindido. Para hacernos clara cuenta de su profundidad debemos estudiar detenidamente su historia, que es fascinante. Nace con Grecia y nos acompaña desde entonces, cambiando y modulándose sin descanso, con unas teorías subiendo sobre otras hasta componer un edificio asombroso al que conocemos por el nombre de pensamiento. Porque no es cierto que la filosofía enseñe a pensar. A pensar nos entrena, pero nos enseña sobre todo, lo pensado, lo que ha sido pensado y su porqué. En un enorme flujo de ideas y argumentaciones que, en volandas, nos ha traído hasta nuestro presente. En realidad navegamos sobre él. En la cabeza de cualquier persona culta bullen pensamientos que alguna vez se sumaron a ese río enorme. Los tomamos por nuestros, y lo son, pero nos los proporcionaron quienes nos precedieron. Todos estos pensamientos están, además, vivos, y mantienen entre ellos los amores y aversiones con que salieron de sus primeras fábricas. Disputan.


A veces lo peculiar de nuestra tradición nos sorprende: parece un enorme e insensato derroche de inteligencia. Pero luego nos damos cuenta de que, con toda esa masa, hemos hecho cosas. No son solamente ideas, sino instituciones, comportamientos, reglas y costumbres. Parte de nuestra política se la debemos a Locke, de nuestro sentido del humor a Voltaire, de nuestra manera de tratar a los demás a Kant, de lo que entendemos por vivir bien a Epicuro. Eso nos sucede porque ese saber está intrínsecamente vinculado a lo que somos, nos ha moldeado en realidad. Para confesarlo todo, hay que decir que somos la primera humanidad producto de un diseño del cual las ideas filosóficas fueron las principales autoras. Somos una “humanidad pensada”, el resultado de la imaginación ética y política de quienes dieron el gran salto que nos separó del mero sucederse natural. Nuestra concepción se realizó en las poderosas mentes que dieron camino a la Modernidad. Y sabemos lo que es la Modernidad porque nos hemos hecho cargo de ese enorme monto reflexivo en que consistimos.

La historia de las ideas, la historia de la filosofía, es la historia de lo que somos y de por qué lo somos. Está todo ahí. De Spinoza a Darwin; de Hegel a Freud. De Tocqueville a Beauvoir. En el pensamiento casi ningún camino es imposible. La filosofía no sólo forma parte del núcleo duro de las Humanidades, sino que es la raízmisma de aquello en que nuestra civilización consiste. Su historia es nuestra historia. Cuando nos narramos, cuando queremos saber y decir quiénes somos, debemos invocarnos como progenie de Sócrates, de Platón, de Hume, de Montesquieu, en fin, de cuantas innovaciones conceptuales, institucionales y morales nos han traído al momento presente.

Por esa persistente peculiaridad, la filosofía y su historia forman parte del saber de una persona que haya recibido un cierto monto de educación, como lo vemos aquí y en nuestro entorno. No siempre las entendemos al completo, pero sabemos que nos hablan de asuntos profundos que debemos guardar y transmitir. Venimos de ahí; somos lo que somos por ese origen. No somos súbditos ni adoradores, aunque obedezcamos y quizás oremos, sino gentes de las ideas. Ellas son nuestros muros firmes. Descartes nos puso de pie. Y así, como nos puso, debe ser contemplado el mundo. Eso lo tenemos que seguir sabiendo y transmitiendo. Que Descartes no es lo que sobra cuando queremos prescindir utilitariamente de algo, sino el filósofo que, fiado solo en la razón, nos puso en el mundo de pie.

Y no puede llega a ocurrir que ante la mención de su nombre, u otro cualquiera de los grandes nombres de esa espléndida historia, alguien rezongue o responda “¿Quién?... ¿mande?”.



jueves, 6 de junio de 2013

Tertulia de Té y Filosofía

Este próximo sábado, 9 de Junio, a las seis de la tarde, y en El Carro de Tespis de Sax (C/ Yecla, 15), tendrá lugar una nueva Tertulia, inscrita en el ciclo Té y Filosofía de Alerta Filosófica.

Para esta reunión os proponemos el siguiente tema: a veces se dice, en teoría social y política, que hay un conflicto, quizás imposible de resolver, entre Libertad y Justicia. Si permitimos que cada individuo sea lo más libre posible (especulando y enriqueciéndose, por ejemplo) eso provocará grandes desigualdades, que no son justas (dirán algunos). Si queremos garantizar la Justicia, tenemos que restringir la libre iniciativa de los individuos. Se suele decir que, mientras los países liberal-capitalistas optan por la Libertad, los socialismos optan por la Justicia.
Otros no creen que Libertad y Justicia sean incompatibles. Algunos, porque creen que lo único justo es la máxima libertad; otros, porque creen que solo se puede hablar de verdadera libertad donde y cuando está garantizada la justicia.
Parece que, para aclarar este asunto, es necesario pensar en qué consiste la Libertad, y la Justicia.
¿Quieres opinar, debatir, o simplemente escuchar qué opinan otros sobre este asunto (y cuantos se nos ocurran al hilo)? Pues pásate por El Carro de Tespis de Sax este domingo, a las seis.

miércoles, 5 de junio de 2013

El lugar de la Filosofía. Acto en Mérida

El pasado sábado, 1 de Junio, la Plataforma de Defensa de la Filosofía en Extremadura y la Asociación de Filósofos Extremeños realizaron uno más de los eventos en los que, con el título de “¿Quién teme a la Filosofía?”, quieren denunciar el ataque a que las disciplinas filosóficas están siendo sometidas, en la Educación, por parte de los gobiernos españoles, y especialmente por el actual, cuyo proyecto de ley educativa, LOMCE, reduce drásticamente la presencia de la Ética y el pensamiento filosófico en los currícula de ESO y de Bachillerato.

La jornada constaba de dos actos: el primero consistió en una ponencia, dada en la sede de la UNED de la Mérida, por nuestro compañero y miembro del colectivo Ciudad Filosofía, Juan Antonio Negrete, y que llevaba por título “El lugar de Filosofía”. A continuación, se leyeron textos filosóficos en la Plaza de España de Mérida. El evento sirvió, de paso, para un primer acto de "hermanamiento" entre las asociaciones organizadores (PDFex y AFEx) y nuestra Ciudad Filosofía.

¿Realmente puede alguien creer que el problema educativo que tiene una sociedad, cuya situación de crisis económica procede principalmente de la especulación desenfrenada, la corrupción generalizada (sobre todo entre los políticos y grandes poderes financieros y comerciales) y la desigualdad, es que tiene exceso de Ética y Filosofía? ¿Es el exceso de Filosofía el causante de que muchos jóvenes muy bien preparados, no encuentren trabajo y tengan que emigrar? ¿Qué es de una sociedad donde falta la reflexión filosófica? ¿Qué lugar debería ocupar la Filosofía en la Educación de una Democracia? Aquí podéis leer la ponencia del día 1 de junio:


domingo, 14 de abril de 2013

Presentación del libro Diálogos de Educación en el Ateneo de Madrid

El pasado lunes 1 de abril se presentó en el Ateneo de Madrid el libro Diálogos de Educación, de Juan Antonio Negrete, miembro de Ciudad Filosofía. En el acto participaron Mª Victoria Caro (presentación), Luis Martínez de Velasco y Víctor Bermúdez Torres (ponentes) y Adela Estévez, Amparo Medina y Francisco Ferrer (actores), quienes leyeron dramatizadamente diversos fragmentos del libros, escrito en forma de diálogo. 
Tras las ponencias, hubo un rato para el debate, en torno al asunto de la educación: ¿cómo distinguir Educación de Manipulación, adoctrinamiento, etc.? 








lunes, 25 de marzo de 2013

Presentación en el Ateneo de Madrid del libro Diálogos de Educación

El próximo lunes, 1 de abril, a las 19.30h, se presenta en el Ateneo de Madrid el libro Diálogos de Educación (Editorial Manuscritos), de Juan Antonio Negrete, miembro de Ciudad Filosofía.

Se trata de un libro de filosofía de la educación, escrito en forma de diálogo. Aquí y aquí podéis leer algunos post que Juan Antonio dedica al libro en sus blogs.

Si andáis por Madrid o alrededores ese día, estáis invitados a ir. Se debatirá sobre qué es y qué debería ser educar, aprender y enseñar.




domingo, 24 de marzo de 2013

Té y Filosofía en Sax, 24 de marzo


Os invitamos, desde Ciudad Filosofía, a la Tertulia del domingo, 24 de marzo de 2013, que tendrá lugar en El Carro de Tespis, de Sax. La cuestión que os proponemos esta vez es la siguiente: ¿qué lugar es razonable que ocupen las creencias religiosas en la vida, privada y pública?

Empezando por lo privado: ¿es razonable que una persona tenga creencias religiosas? ¿Qué papel juegan en la vida de uno? ¿Se nota o debería notarse eso en su manera de vivir y de comportarse? Y, en cuanto al aspecto público o político, quizás más polémico, ¿qué lugar debe ocupar la religiosidad en la vida pública? ¿Es razonable que las convicciones y actitudes religiosas influyan en la sociedad y la política? ¿Cómo es más razonable canalizar esa influencia? ¿Hasta dónde debe llegar la tolerancia ente concepciones religiosas dispares?

De esto y de cuanto se os ocurra, discutiremos el domingo. Os esperamos.

sábado, 9 de marzo de 2013

Recuerdo de la tercera tertulia de Té y Filosofía, 3 de marzo del 2013


El pasado domingo, 3 de marzo, desde las cinco y media hasta las ocho y pico, estuvimos , en La Taifa de Villena, discutiendo si hay (o hay que creer que hay) ciertos valores morales que son universales e independientes de esta o aquella cultura, de manera que puedan reclamar ser reconocidos y respetados por todos.

Desde pronto afloró la aporética usual de esta discusión. Mientras a varios les parecía que hay ciertos mínimos que son exigibles a todos (por ejemplo, los que se recogen en los Derechos Humanos), otros (o los mismos a ratos) veían que es muy difícil justificar por qué esos valores deberían ser reconocidos por todos. ¿No serán fruto de la educación de la sociedad en la que nos ha tocado vivir?

Porque ¿en qué podríamos basar la necesidad y objetividad de esos valores? Parece que esto es distinto de lo que pasa en la Ciencia, donde, todo lo que se afirma, se puede comprobar experimentalmente, y la verdad no tiene más que un camino… ¿o no? Porque algunos pensaban que en la Ciencia opera también el relativismo. Quizás nos parece que la Ciencia moderna es la única opción porque es la nuestra. ¿Por qué rechazar las formas de ver el mundo propio de otras culturas, que usan otros criterios de conocimiento, quizás irreducibles a los de la Ciencia? ¿Es siquiera la Lógica, algo universal, o puede haber pensamientos completamente diferentes, “ilógicos” (para nuestra perspectiva)?

Se propuso que podría basarse los valores morales comunes en la “empatía”. Quizás si dejásemos más espacio a los sentimientos, y a su educación, todos seríamos capaces de ponernos en el lugar del otro, y eso nos llevaría a ciertos valores compartidos. Pero tampoco esto carecía de dificultades. Tal vez nuestros sentimientos siempre están contaminados por el entorno cultural, y no nos dirían lo mismo a gentes diferentes.

También se propuso que podía bastar con un consenso social, que, aunque no sea perenne, sostiene mientras dura una cierta universalidad de algunos valores. Ahora bien, ¿un consenso humano es suficiente para “obligar” a los disidentes de ese consenso a compartir esos valores? Y ¿en qué se basa ese consenso?

Alguien planteó la posibilidad de que se entendiesen, los Derechos Humanos, como algo que nos “funciona” y mientras funciona (como hacemos, se dijo, con la Ciencia). Todos buscamos ser felices, y esos acuerdos de mínimos nos garantizan conseguirlo lo más posible a todos o al mayor número.

Otro asunto que se discutió es si el hecho de que sobre cualquier valor imaginable existirá siempre gente que disentirá, prueba que no hay valores universales. Algunos decían que esto no es un buen argumento: cabe la opción del error moral, o sea, que la disensión se explique porque al menos uno de los que disienten está equivocado moralmente. ¿No creemos todos que hay personas que son referentes morales o “maestros”?

Otro asunto: Quienes creen que existen valores absolutos ¿son aquellos que piensan que son ellos quienes están en posesión de los valores correctos? ¿Y no es esto lo mismo que los credos religiosos? No necesariamente, argumentaban otros: uno puede creer que existen valores universales, sin creer que él está en posesión de ellos (aunque sí en posesión de los criterios correctos para alcanzarlos), ni basarse en ningún credo religioso.

En fin, muchos asuntos, y todos muy interesantes, despertaron un vivo debate el domingo, en la tercera de las tertulias de Té y Filosofía. Lo que prueba que la Filosofía está en la ciudadanía, y es connatural a ella.




jueves, 21 de febrero de 2013

Próxima Tertulia de Té y Filosofía: ¿todo depende?

Os invitamos a la tercera tertulia (la segunda se realizó en Sax) de Té y Filosofía, actividad promovida por el grupo Ciudad Filosofía con el ánimo de alentar el pensamiento y el diálogo entre las gentes, y que tendrá lugar en el café La Taifa (calle El Hilo, 5) de Villena a las 5.30 de la tarde del Domingo 3 de Marzo.

 Esta vez os proponemos la cuestión siguiente: ¿hay valores universales, que todos compartimos o deberíamos compartir; o bien todos los valores (sean estéticos, morales, o del tipo que sean) son fruto de cada cultura, y no tienen, por tanto, por qué ser compartidos por los individuos de otras culturas?

Los zoé, pueblo indígena de la Amazonía, llevan un voluminoso palo cónico de madera atravesando su labio inferior, y les parecen feos quienes no lo llevamos. A la mayoría de los europeos, en cambio, les parece poco estética su costumbre. ¿No hay nada bello o feo en sí, bello por naturaleza, más allá de lo que valore cada cultura? ¿Tiene razón el relativismo estético?

Algunos indios americanos creen que ellos proceden de la tierra, mientras que los arqueólogos aseguran que proceden de migraciones asiáticas. ¿No hay nada más verdadero que nada, sino que la verdad es cultural y relativa a cada conjunto de creencias? ¿Tiene razón el relativismo epistemológico? 

 En nuestra cultura, educada en la familia monogámica, la promiscuidad sexual, o la poligamia, están mal consideradas; en cambio, en otras culturas están bien vistas y lo que se ve extraño es, por ejemplo, la monogamia. ¿Es una cuestión relativa a la cultura en la que cada uno se ha educado, o hay realmente algo que haga o pueda hacer superior una moral sobre la otra? ¿Tiene razón el relativismo moral? 

 Un ejemplo más: en la cultura occidental contemporánea se va imponiendo, poco a poco, la idea de que las mujeres deben gozar de los mismos derechos que los hombres; en otras culturas (e instituciones religiosas, por ejemplo) la mujer ocupa, en cambio, un lugar completamente subordinado. En algunas de ellas existe aún la costumbre antigua de la mutilación genital femenina (ablación del clítoris). ¿No es ni mejor ni peor, en términos absolutos, lo uno que lo otro, la igualdad de derechos que el sometimiento de la mujer?

 La carta universal de los Derechos Humanos dice que todas las personas del mundo, independientemente de su sexo, religión, condición social, etc., tiene los mismos derechos fundamentales e inalienables. ¿No será esto una creencia meramente occidental, que intentamos imponer por la fuerza a las demás culturas? ¿No será que los valores universales los imponen los más fuertes? ¿Cómo sería la carta universal de Derechos Humanos, si la escribiesen los aborígenes de Nueva Zelanda? ¿Deberíamos ser más tolerantes, y permitir que cada cultura se organice como prefiera? ¿Nos ayuda la creencia en el relativismo moral, por ejemplo, a ser más tolerantes?

 De estas y de cuantas preguntas surjan, trataremos en la tertulia. Estáis todos invitados, seáis de la cultura que seáis.

martes, 29 de enero de 2013

1ª Tertulia en bares "Té y Filosofía" ¿Son más felices los ignorantes?



El domingo 27 de Enero, a las cinco y media, en el local La Taifa, tuvo lugar la primera tertulia de Té y Filosofía, iniciativa promovida por Ciudad Filosofía con la finalidad de llevar la reflexión filosófica a la ciudadanía o, más bien, encontrarla allí. Un grupo bastante nutrido y heterogéneo de personas (muchos jóvenes, pero también bastantes menos jóvenes, hablando en calidad de iguales) le dimos vueltas a la pregunta que nos congregaba: ¿sirve el conocimiento para algo?, ¿son, por ejemplo, más felices los ignorantes, los que no se preguntan? El ambiente fue muy amistoso, y el diálogo, auténtico diálogo: había argumentos, preguntas, intuiciones, poesía, pasión…: pensamiento.

Fueron muchos los aspectos del asunto que se abordaron. Sin pretender seguir un orden cronológico ni exhaustivo, recordamos que se discutió, por ejemplo, de si una búsqueda o investigación de qué somos y cómo son las cosas, nos garantiza una mayor felicidad o más bien lo contrario. Había “pesimistas” que creían que, aunque resulte apasionante adentrarse en pensamientos que van más allá de lo rutinario y ya sabido, es un camino que seguramente no lleve a un estado de mayor satisfacción, porque tal vez nunca encontraremos las respuestas. Otros, en cambio, pensaban que, gracias, por ejemplo, al estudio de la filosofía, su vida era más densa y feliz. Estuvo muy presente el existencialismo, que nos ve “condenados a ser libres”, lo cual, por un lado, nos hace “especiales”, destinados a un proyecto completamente indeterminado y propio, pero por otra parte quizás nos aboca, al final del trayecto, a un vacío sin esperanzas. En otros términos, se discutió qué relación hay entre nuestra naturaleza cultural y la naturaleza natural que mediante la cultura abandonamos, al menos en parte.

Se planteó también si la felicidad era un objetivo al que habría que subordinar todos los demás. Algunos pensaban que no, porque no estaría justificada una felicidad que dependiese de una vida inconsciente, o de una vida basada en injusticias (por ejemplo, el trabajo esclavo de otras personas). Deberíamos, decían algunos tertulianos, ser conscientes de lo que pasa, y no vivir una felicidad ficticia, manipulada, programada. Menos gente abogó por que la felicidad, si era verdadera felicidad, justificaba cualquier medio para conseguirla.

Otros sugerían que seguramente es imposible ser feliz sin ser libre y consciente. ¿Eran felices las mujeres cuando carecían y donde carecen de casi cualquier derecho civil? ¿Lo son los ciudadanos en una situación sociopolítica deficitaria en democracia y derechos? Quizás saben que se podría ser más felices de lo que son, pero, o bien no conocen los recursos para conseguirlo o bien creen que la apuesta es demasiado arriesgada y prefieren someterse a lo malo conocido. En relación con esto, varios asistentes reivindicaron la necesidad de definir la felicidad, y de entenderla de una manera más plena u “holística” que un cúmulo de satisfacciones puntuales e inconexas.

Se discutió, también, qué relación creemos que hay entre la capacidad emocional y la racional: ¿puede, una persona con deficiencia cognitiva, sentir emociones tan intensas y complejas como las que puede sentir un genio, o bien la capacidad para sentir ciertas emociones va necesariamente unida a la capacidad para cierto nivel de consciencia cognitiva? En el límite: ¿puede un ser inconsciente (cognitivamente inconsciente) ser feliz? También acerca de estas preguntas hubo amistosa disensión.

En lo que todos o casi todos estuvimos de acuerdo fue en que asistir a aquella tertulia de unas dos horas y media que parecieron unos minutos, nos había hecho más felices y quizás algo más conscientes. Así que creímos que sería buena idea repetir esto de vez en cuando, sin un calendario preciso pero con asiduidad. Los asistentes pueden sugerir los temas de las próximas tertulias de Té y Filosofía dirigiéndose a nuestra página web. Se animó, también, a llevar este tipo de eventos a otras ciudades.








Educación para la ciudadanía.


por Gonzalo Trespaderne (publicado originalmente el 19/01/13 en http://ciudadanogonzalo.blogspot.com.es/

El pasado día 14 de enero, José Ignacio Wert, tuvo que suspender en Sevilla la conferencia que iba a impartir sobre “La educación en el siglo XXI”, debido a los gritos y abucheos que recibió durante más de veinte minutos por parte de un centenar de personas. Después, en declaraciones a los periodistas, calificó el acto de "ejercicio de fascismo”, y agregó que este hecho evidencia que urge una reforma educativa en España, resaltando la conveniencia de "aprender a discutir civilizada y  educadamente, que sepamos entender que incluso las opiniones del  adversario pueden tener una parte de verdad". Bien, pues le voy a dar la razón en esto último al Señor Ministro: en que es necesario que desde la infancia se aprenda a respetar a quien tenemos enfrente, aunque sus ideas sean distintas, a practicar la tolerancia, a solucionar las diferencias mediante el diálogo. Hasta ahora, la materia que más hacía hincapié en este tipo de instrucción dentro de la enseñanza obligatoria era la de Educación para la ciudadanía. Lo que, a partir de aquí, se convierte en una contradicción supina, o una tremenda falta de planificación es que, antes incluso de aprobarse la orden de 9 de enero que comprende esas modificaciones, El Ministro haya anunciado que va a eliminarla. Si, además, refuerza la asignatura de Religión católica (como garante de la educación en valores), y lo hace tras mantener reuniones en privado con los obispos y sin discutirlo con otras formaciones políticas, consejerías de educación o expertos en educación, entonces, yo no le llamaré “fascista” (porque el fascismo es más otra cosa: una ideología que acabó con la vida de muchas personas en un pasado que aún no está  suficientemente lejano), pero sí autoritario, revanchista y doctrinario. Y que piense el Ministro que si lo de Sevilla se suma a unos cuantos recibimientos “poco afables” que ha tenido en los últimos meses  allí donde ha ido a presentar su reforma del modelo educativo (consultar hemeroteca),  si es el miembro del Ejecutivo peor valorado y  tiene a la inmensa mayoría de las personas que nos dedicamos a la enseñanza indignadas, probablemente también él, como dirigente político, tenga que reformarse.  No “crecerse al castigo”, como dijo que le gustaba hacer. Que es un representante del pueblo. Que la cartera que maneja requiere mucho talento,  poca visceralidad y ninguna soberbia. Que quien siembra vientos…